Astillas Verdes – En práctica

Por José E. Marcano M.

Producción de las MRF

Entre más pequeño es el diámetro de la rama, mejor será el efecto en el suelo (no se deben usar ramas con diámetro superior a 7cm), pero más fuerte será también, el “hambre de nitrógeno”. Lo ideal es que las ramas sean fragmentadas durante el periodo de dormancia (descanso vegetativo) de los árboles, un poco antes de que la savia empiece a activarse de nuevo (febrero/marzo en zonas templadas del hemisferio norte, aunque algunos prefieren fragmentar al principio del invierno). En zonas tropicales se recomienda el final de la temporada seca como la época más efectiva. Sin embargo, muchos están de acuerdo en que el mejor momento para esparcir las MRF es cuando las tenemos listas. (Las MRF son un campo de investigaciones permanente, a ustedes de hacer pruebas).

En zonas templadas se busca el periodo de dormancia porque la lignina en formacion esta mas facilente atacable por los hongos y las bacterias que la lignina adulta o madura. Esas ramas contienen una materia nitrogenada indispensable al desarrollo de esas bacterias y hongos.

En zonas tropicales, se recomienda hacer la fragmentación al final de la temporada seca. Se recomienda echar también las hojas. Nota: es una recomendación ideal, pero obviamente el mejor momento para echar MRF en el campo es cuando podemos, o sea cuando tenemos la materia prima disponible, esto no va a perjudicar los resultados.    

Estas ramas pueden proceder de podas de sus árboles ornamentales, frutales o maderables, o de la poda de las barreras vivas.

Esas ramas y ramitas tienen que ser fragmentadas (en astillas de 2 o 3cm, puesto que más pequeñas, tendrían un efecto perjudicial, pues el material se puede compactar) con una máquina trituradora, con el fin de facilitar el ataque de la lignina por los hongos, ya que la corteza de esas ramas las protege contra los insectos y microorganismos, por un germen de cutícula. La fragmentacion expone la madera al ataque de hongos y bacterias.

Se puede tambien fragmentar las ramas con machete. Algunas pruebas en África dieron buenos resultados. Sin embargo, esa técnica es más laboriosa, aunque se puede, en este caso, dejar pedazos más grandes en vez de astillas. Pero hay que recordar que entre más grandes sean los pedacitos, más difícil será cultivar y más difícil (o más lento) va a ser el ataque de los hongos. En este caso, se pueden colocar haces de ramitas entre los surcos de cultivos. 

Utilización

  1. Esparcir cada 3 años (a veces menos, a veces más) una capa de 1 a 3cm de MRF frescas (10cm en cobertura para árboles), lo que corresponde a entre 150 y 200 metros cúbicos de MRF por hectárea. Se recomienda no usar más de 20% de coníferas.
  2. Incorporar el material a los 5-15 primeros centímetros del suelo (dependiendo del tipo de suelo), el proceso tiene que ser aeróbico. Una herramienta como la gancha se revela adecuada para el trabajo de incorporación.
  3. Con la primera aplicación de MRF se puede efectuar un aporte de nitrógeno, pero sólo el primer año (compost), con el fin de reducir el impacto del « hambre de nitrógeno ». También se puede inocular un poquito de hojarasca de bosque si el suelo está muy dañado.
  4. Sembrar  y no perturbar más el suelo.

Los años siguientes, se agrega una capita (1cm) encima de la anterior. La idea es nunca dejar los hongos sin materia prima. Se puede agregar en todo el suelo (en los pasillos también).

Con las MRF, podemos observar las tres capas características de un suelo vivo y fértil:

  1. En la superficie, la capa de MRF de más o menos un centímetro.
  2. La capa en descomposición, que está llena de filamentos blancos (los micelios de los hongos basidiomicetes).
  3. El suelo está negro y tiene un olor muy agradable.

¡Ojo! Obviamente, por todo lo que hemos mencionado, las MRF no se pueden pensar en un sistema de producción convencional. Tiene que quedar bien claro que no vamos a tener ningún resultado con MRF, si al mismo tiempo echamos un fungicida o un plaguicida químico. Además, por la cuestión del abastecimiento en materia prima, la finca o la huerta tienen que ser reorganizadas, dando espacios a barreras vivas o cercas vivas, partes con bosque, etc. Definitivamente las MRF se entienden en un esquema totalmente diferente del de la agricultura actual, tanto en sus prácticas, como en su filosofía.

Rediseñar la finca

Para tener una fuente de MRF diversificada y de calidad (que esté siempre a disposición), para aumentar la diversidad biológica en las parcelas, tenemos que rediseñar nuestra finca. Sembremos barreras vivas diversificadas, cercas vivas, introduzcamos y asociemos los árboles o los arbustos (frutales, maderables u ornamentales) con los cultivos.

Otro modo de pensar

Las MRF implican un cambio radical en la forma de pensar la agricultura. Pero tambien, se trata de cambiar nuestro esquema mental. La agricultura siempre fue pensada en contra de lo silvestre. En la mitología hay una oposición muy fuerte entre el mundo civilizado y el mundo salvaje, lo que tiene repercusiones en la agricultura. El bosque representa lo salvaje, e introducir el bosque en el campo de cultivo, implica cambios profundos en nuestros esquemas sociales.

Esta es si duda una de las razones más importantes por las que el método MRF es tan difícil de ser aceptado.


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