Semblanza Doctor Marcano

Ydalia Acevedo Monegro

Semblanza leída en ocasión de la puesta en circulación del libro Plantas comestibles no tradicionales en República Dominicana (2002)

El Dr. Eugenio de Jesús Marcano Fondeur nació en plena campiña cibaeña, en Licey al Medio, Tamboril, Provincia de Santiago, el 27 de septiembre de 1923.

El contacto temprano con las riquezas naturales del campo constituyó su fuente de inspiración para desarrollar la actividad a la que ha dedicado su vida, el estudio de la biodiversidad.

Graduado de maestro normal, inicia su apostolado en la enseñanza como maestro de botánica, en 1953, en la Escuela Normal “Emilio Prud’Homme”. Continuando más tarde en el Liceo Secundario Ulises Francisco Espaillat y en la Academia Comercial Santiago, todos en la ciudad de Santiago de los Caballeros.

El 5 de marzo de 1955, es designado Curador del Herbario de la Universidad de Santo Domingo y catedrático de Botánica en lo que era entonces la Facultad de Farmacia. Concomitantemente comienza a ejercer como profesor de Botánica y Entomología en el Instituto Politécnico Loyola, en San Cristóbal.

Sus contínuos y extensos recorridos por toda la geografía nacional, durante más de cincuenta años de expediciones científicas, han devenido en una extraordinaria dotación científica que ha posibilitado el conocimiento exhaustivo de nuestra biodiversidad, expresada con frecuencia inusual en nuevos reportes y registros de especies florísticas y faunísticas.

El Dr. Marcano es uno de los investigadores dominicanos más prolíficos de todos los tiempos. La calidad y cantidad de sus investigaciones así lo atestiguan.

Títulos tales como Manual de Botánica General y Sistemática, Apuntes para el Estudio de los Insectos Dañinos a Nuestra Agricultura, Informe sobre la Flora Apícola Dominicana, Informe sobre la Flora Apícola de Venezuela, Plantas Venenosas de la República Dominicana, Influencia del Hombre sobre la Evolución de las Zonas de Vida en República Dominicana, Decálogo para la Conservación de la Naturaleza, El Conglomerado Bulla, La Formación Cercado, Compendio de cientos de notas del naturalista postal, La Formación La Isabela en el Pleistoceno Temprano, La Flórula de la Isla Beata, Introducción a los Problemas de Conservación de la República Dominicana, El Aje, Nuevos Escorpiones – Arachnida: Scorponida – de la República Dominicana, La Flórula de la Isla Cabritos, Ruta Ecológica de la Provincia Monseñor Nouel y Plantas Venenosas en la Medicina Popular, constituyen parte de su producción científica. A ésto se suman cientos de conferencias dictadas en casi todo el país y ponencias, en jornadas, seminarios y congresos, tanto nacionales como internacionales.

Un número importante de especies nuevas vegetales y animales, incluyendo algunos fósiles, han sido nombradas en honor al Doctor Marcano.

Entre éstas cabe mencionar: los insectos Tabanus marcanoi (nota editor: Stenotabanus marcanoi), Orthobelus marcanoi, Polycentropus marcanoi y Diabrotica marcanoi; una especie de lagarto de Ocoa, Anolis marcanoi; un lagarto del Valle de Bao, Celestus marcanoi; el alacrán Centruroides marcanoi; la araña Selenops marcanoi; el molusco terrestre del área de Cambita, Proserpina marcanoi; el molusco fósil de la Formación Baitoa, Cymia marcanoi; un insectívoro fósil, Antillogale marcanoi; la orquídea Lepanthes marcanoi y, la más reciente, el cactus Pereskia marcanoi.

El Doctor Marcano es miembro fundador de las Sociedades de Botánica, de Entomología, de Orquideología, de la Academia de Ciencias, y miembro de número de varias instituciones nacionales, entre éstas del Colegio Dominicano de Ingenieros y Arquitectos (CODIA), de la cual es miembro de honor, en el capítulo de mecánica de suelos. Asimismo es miembro activo de instituciones extranjeras, entre ellas la Sociedad Mexicana de Entomología y la Sociedad de Investigaciones Paleontológicas, en Ithaca, EUA.

Su dedicación a la ciencia, su admirable vocación de servicio y su lucha incansable a favor de los recursos naturales han sido reconocidos a través de infinidad de certificados, pergaminos, bandejas y placas de reconocimiento y títulos honoríficos recibidos.

Las promociones III (3ra.), VI (6ta.) y VIII (8va.) de Ingenieros Agrónomos de nuestra Universidad, la Asociación de Estudiantes de Biología, la Asociación de Estudiantes de Desarrollo Agrícola, la Asociación Dominicana de Ingenieros Agrónomos, la Asociación Dominicana de Ciencias Biológicas y la Asociación Dominicana de Biólogos lo han distinguido en diferentes oportunidades.

Clubes culturales, entidades de la sociedad civil, organizaciones comunitarias han hecho público su respeto y admiración por este cientista. El Club Amantes de la Naturaleza en San Juan de la Maguana lleva su nombre. El Instituto Dominicano de de Bioconservación (1981) lo ha certificado como “Protector de la Naturaleza“.

El INTEC-Ecológico, la Sociedad Ecológica del Cibao (SOECI), la Comunidad Científica del Loyola y la Academia de Ciencias son entidades e instituciones de las cuales ha recibido honores.

Instituciones estatales como la entonces Dirección Nacional de Turismo, el Museo Nacional de Historia Natural, la Secretaría de Estado de Agricultura y la Dirección Nacional de Parques lo han distinguido como científico destacado.

En el año 2000, el Plan Sierra y la Comisión Permanente de la Feria del Libro, en la IV Feria Internacional, lo homenajearon con la entrega de placas de reconocimiento. El entonces Consejo Nacional de Educación Superior (CONES) le otorgó la orden al mérito profesoral y el Gobierno Nacional lo condecoró con la Orden de Duarte, Sánchez y Mella.

Ha sido designado huésped distinguido de varias ciudades. El municipio de Tamboril, comunidad que lo vio nacer, lo declaró hijo distinguido, en 1978; el Ayuntamiento del Distrito Nacional, donde reside, mediante resolución 30/96 lo declaró hijo meritísimo.

Su nombre lo ostentan una Plazoleta del Barrio Buenos Aires [Mirador], el laboratorio ecológico de Quita Espuela, una asociación ecológica, el Parque Botánico de la ciudad de Jarabacoa, una escuela en Tamboril, el Herbario del Instituto Politécnico Loyola, y una calle del campus universitario de la UASD.

La Facultad de Ciencias y el Instituto Politécnico Loyola lo han reconocido por sus primeros 25 años de docencia. De la Dirección de Investigaciones Científicas y del Honorable Consejo Universitario de nuestra universidad ha recibido diplomas de reconocimiento.

Es Premio Anual (1983) de la Academia de Ciencias de la República Dominicana, Premio Federico Henríquez y Carvajal (1997) de la Universidad APEC. El Instituto Tecnológico de Santo Domingo en 1998, le dedicó su programa “Un día con el autor”.

Profesor honorífico de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, Magister Populi de la Universidad Tecnológica de Santiago, Doctor Honoris Causa de la Universidad Católica Madre y Maestra, y nuestra Academia, la Universidad Autónoma de Santo Domingo, le ha conferido su más alta distinción, el otorgamiento del Doctorado Honoris Causa.

A este prominente hombre de ciencia lo podemos denominar destacado Botánico, Entomólogo, Espeleólogo, Geólogo, Paleontólogo, en atención a las áreas de la Biología a las que se ha dedicado, o llamarlo por alguno de los títulos honoríficos que merecidamente ha recibido. Sin embargo, siempre le hemos escuchado proclamar su agrado cuando lo llamamos sencillamente “profesor”. Y eso ha sido sobre todo y ante todo: Maestro. Ha sido ente activo en la formación de generaciones de peritos agrónomos, técnicos en desarrollo agrícola, pedagogos, ingenieros agrónomos, farmacéuticos y biólogos.

A través de él conocimos y aprendimos a admirar a Erick Leonard Ekman, al Padre Fuertes, al Dr. Jiménez. Con él aprendimos a querer y a defender nuestro entorno natural.

Tenerle entre nosotros, conocerle, ha sido una invaluable gracia. Los que hemos sido sus discípulos, hemos tenido el inmeso privilegio de beber directamente en las fuentes de su sabiduría, de recibir sus enseñanzas tanto en el plano científico como en el plano meramente humano.

Pues este personaje singular, nuestro querido Profesor Marcano, une a su sapiencia extraordinaria, una excepcional calidad humana.


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