Suroeste – Geografía I

GEOLOGÍA DE LAS PROVINCIAS DE BARAHONA Y AZUA

Por D. Dale Condit y Clyde P. Ross

GEOGRAFÍA (parte 1)

Las Provincias de Barahona y Azua se hallan en la región sudoeste de la República Dominicana, a lo largo de la frontera haitiana. La posición de la línea fronteriza internacional es tan incierta que hasta ahora se ignoran las extensiones exactas de dichas provincias, pero comprenden aproximadamente la tercera parte de toda la República, cuya área total es más o menos de 28,872 kilómetros cuadrados. La longitud de dichas provincias varía aproximadamente desde 70° 30′ hasta 71° 50′ oeste, y su latitud varía desde 17° 30′ hasta 19° 15′ norte.


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CONFIGURACIÓN DE LA TIERRA

La Provincia de Barahona

La superficie de la Provincia de Barahona se compone principalmente de muchos cerros cuya dirección varía de este a sudeste. La mayor parte de las rocas de estos cerros o colinas se componen de caliza blanca dura en capas que generalmente se inclinan hacia el norte de una manera más o menos escarpada. Es probable que ellas sean, mayormente, el resultado de fallas de escalones (step faults), tipo de estructura que se sabe que prevalece en esta parte de la isla. La cúspide de las montañas, tal como se ve a cierta distancia, por lo general es de un perfil uniforme, pero aquí y allá se ven picos aislados que se extienden hasta más arriba de la cúspide general. Algunos de los picos que se visitaron se componen de roca volcánica. Los cerros de montañas más encumbrados por lo regular se hallan desde 1,000 hasta 1,500 metros sobre el nivel del mar, y es probable que ninguno de los picos llegue a una altura de 2,000 metros. Entre las montañas se encuentran valles más o menos extensos en los cuales están comprendidos algunas sabanas. En la mayor parte de los valles del interior la caída de agua es menor que en la región costera, y dícese que algunos tienen muy pocas fuentes de agua y están desprovistos de árboles o cubiertos de arbustos achaparrados del modelo de mesquite y cacto.

El rasgo topográfico más notable la provincia es la Hoya de Enriquillo, valle de 12 kilómetros de ancho que se extiende desde la Bahía de Neiba al noroeste, a través de la frontera haitiana, hasta el mar en Port-au-Prince. Una parte del interior es baja y ocupa el Lago Enriquillo, volumen de agua salada cuya superficie en junio de 1919 se encontraba a unos 44 metros bajo el nivel del mar. Hacia el oeste, en la República de Haití, se encuentra el más pequeño Êtang Saumâtre, lago que se dice que es menos salado que el de Enriquillo. Alrededor del Lago Enriquillo se extiende una terraza de caliza cuya altura es de unos 35 metros sobre el nivel del mar y 79 metros más arriba del lago. La parte superior de esta terraza se compone de una masa de corales debajo de la cual se encuentra una caliza margosa compuesta principalmente de conchas. La cuaternaria de los fósiles indica que el lago fue elevado desde el fondo del mar en una época relativamente reciente. La barrera que se encuentra hacia el este contra las aguas del Río Yaque del Sur, que corren lentamente, resulta tan leve que en algunas partes del área intermedia los habitantes las usan para los fines del riego. En la época de las inundaciones el río se desborda realmente por toda aquella región y temporalmente desagua dentro del Lago Enriquillo. En vista de este hecho, la Compañía Barahona se propone regar unos 160 kilómetros cuadrados de esta tierra con el agua desviada del río por un túnel que habrá de abrirse a través de una baja colina que hay cerca de la aldea de Alpargatal.

El aspecto general del valle más bajo del Yaque indica que sus depósitos de delta pueden haber separado el Lago Enriquillo de la Bahía de Neiba, siendo así que dicho lago en una época relativamente reciente, desde el punto de vista geológico, fue un brazo del mar. Es probable que la verdadera separación se efectuara durante la elevación regional que formó uno de los últimos movimientos diastróficos.

La extremidad oriental del Lago Enriquillo está orlada por un ancho llano fangoso que se eleva muy levemente hacia el este, hasta un erial arenoso denominado “saladas” que resulta demasiado salado para que en él puedan crecer las plantas en una distancia de varios kilómetros del lago, pero que más hacia afuera gradualmente se convierte en densas espesuras de mesquita y cacto.

Como quiera que la caida de agua anual en todas las partes de la Hoya excede de 50 centímetros, el aspecto un tanto desolado de aquella región no se debe sólo a una caida de agua deficiente, sino más bien al hecho de que la mayor parte de la lluvia cae en torrentes en una estación lluviosa muy corta y, por lo tanto, es muy poco beneficiosa. La falta de vegetación en algunas partes de las tierras bajas no se debe a la escasez de las lluvias.

Dícese que que el nivel del agua subterránea en todos los ámbitos de las tierras bajas se halla dentro de un metro o dos de la superficie, y que en la mayor parte de los lugares el agua es más o menos salobre. No cabe duda de que el riego de esas tierras elevará el nivel hidrostático, y dondequiera que el agua subterránea sea salobre esto hará los terrenos inservibles para el cultivo, aunque dicha pérdida puede ser simplemente temporal, puesto que las prolongadas inundaciones pueden arrastrar el agua salobre y sacarla del suelo. El éxito de este procedimiento se estimularía cavando hondas zanjas de desagüe a distancias un tanto cortas entre sí con el fin de llevar el agua salada hacia el Lago Enriquillo. Por este medio al fin y al cabo se desaguaría y pondría en buenas condiciones un área mucho mayor que la comprendida en el actual proyecto de la Compañía Barahona. La gran fertilidad del suelo y el valor que probablemente llegará a tener para el cultivo de la caña de azúcar y el algodón, parecen justificar el desembolso de gruesas sumas de dinero en el proyecto. Los métodos que se empleen deben ser semejantes a los que emplea el United States Reclamation Service en ciertas partes de Arizona.

La Provincia de Azua

La Provincia de Azua es un tanto más montañosa que la de Barahona, sobre todo en la parte septentrional, que comprende muchos empinados picos de la Cordillera Central. Los picos más encumbrados son las lomas Tina, Rucillo y Gallo, que son probablemente los más encumbrados de la isla. Dícese que la Loma Tina se halla 3,100 metros sobre el nivel del mar, pero se duda que dicho pico jamás se haya medido con exactitud ni que se haya ascendido hasta la cúspide del mismo.

Hacia el sur se extienden estribaciones desde las montañas principales hasta el gran valle central de San Juan que, así como el Valle Enriquillo, hacia el sur, se inclina un tanto hacia el noroeste, llegando por el oeste hasta dentro de la República de Haití. La Sierra de Neiba, que se halla al sur del Valle de San Juan, tiene una altura que varía desde 1,000 hasta 1,500 metros, y se diferencia de la dentada Cordillera Central en el hecho de que se compone principalmente de caliza y otras rocas sedimentarias que forman cerros de un perfil bastante uniforme.

El ancho del valle central de San Juan varía desde 15 hasta 20 kilómetros y la parte del mismo que yace dentro de la República Dominicana se extiende de este a oeste, unos 80 kilómetros. Dentro del valle hay bajas colinas y terrenos ondulados, así como grandes extensiones de sabanas casi llanas. Las sabanas más extensas se encuentran cerca de la población de San Juan y se componen de extensiones de terrenos planos sin árboles, sólo unos cuantos metros sobre el nivel del río, inclinándose levemente hacia el sur.


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