Pereskia marcanoi de mi jardín

Por Luisa Navarro
Del libro Café con Tinta. 2021. 

Pereskia Marcanoi
Flor femenina del cactus Pereskia marcanoi (Leuenbergeria marcanoi) Rosa de Banica. Foto de Fritz Pichardo Cornelio

Emergen del sepulcro en que las puse,
el día que rogando a la esperanza,
aposté a la carta bienhechora,
por un azar de mágica abundancia.

Arcanos del tarot de mis augurios,
tahúr inmaculado de mi suerte,
al verles florecer este verano,
amo a la tierra que hace vida
de la muerte.

Hollé con mis dedos esta tierra,
la he labrado buscando la belleza,
en la naturaleza que me puebla,
y, han llenado el espacio de pureza.

Restos mortales de esquejes y semillas,
surgen como ángeles
y alimentan la quimera,
pretensiosas formas esculturales de ternura,
creación de vida,
de sanación y estrellas.

En la tarde plagada de tristezas,
las humedecí con aguas no tan sacras,
y en la rosada aurora despertaron,
corrompiendo mi libertad
de abandonarlas.

Donde un día puse la esperanza,
y mi vista que tanto anhelaron,
inquietas me devuelven la mirada,
sublimando el entorno de vivezas.

La primavera no quiso seducirme
profano amor que no tocan mis manos,
más el verano ardiente,
ese ruidoso,
colgó en mi alma un cuadro de van Gogh.

Presuntuosas,
no ignoran mi avidez;
rumoran como niñas mi suspiro,
el que brotó sin control por el desgano,
cortando hojas secas con las manos.

Bailarinas sonrientes en murmullo,
y me atrapan con reflejos,
rojos,
lilas
y azafranes;
abren sus alas,
deshacen rituales,
cantan al sol y al viento,
matan afanes.

Grandeza que alcanzo al amarles,
ufanada de visitantes,
abejas,
ciguas,
colibríes,
mariposas,
nos circundan en rondas rozagantes.
¡Grandeza de tenerles florecientes!


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