Semblanza del Dr. Eugenio de Jesús Marcano Fondeur
Doctor Honoris Causa
Universidad Autónoma de Santo Domingo

Lic. Sérvulo Natera
Ex-Decano, Facultad de Ciencias (UASD)

Semblanza leída en ocasión del inicio de las actividades conmemorativas del 38o. aniversario de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Santo Domingo


Insigne Investigador
Mayo 2004

El Dr. Eugenio de Jesús Marcano nació en plena campiña cibaeña, en las riberas del río Licey, en Licey al Medio, Tamboril, Provincia de Santiago, el día 27 de septiembre del año 1923.

Ese día se inicia, para beneficio de la ciencia, la fructífera, fecunda y próspera existencia de este ilustre dominicano que engrandecería por siempre el nombre de su patria.

El contacto temprano con las riquezas naturales del campo, constituyó su fuente de inspiración para desarrollar la actividad a la que dedicó su vida, el estudio de la biodiversidad.

Graduado de Maestro Normal, inició su apostolado en la enseñanza como maestro de botánica, en 1953, en la “Escuela Normal Emilio Prud’Homme”, continuando mas tarde en el Liceo Secundario Ulises Francisco Espaillat y en la Academia Comercial Santiago, todos en la ciudad de Santiago de los Caballeros.

El 5 de marzo de 1955, es designado Curador del Herbario de la Universidad de Santo Domingo y Catedrático de Botánica en la entonces Facultad de Farmacia y Ciencias Químicas. Concomitantemente comienza a ejercer como profesor de Botánica y Entomología en el Instituto Politécnico Loyola, en San Cristóbal.

Sus continuos y extensos recorridos por toda la geografía nacional, durante más de 50 años de expediciones científicas, devinieron en una extraordinaria dotación científica que ha posibilitado el conocimiento exhaustivo de nuestra biodiversidad, expresada con frecuencia inusual en nuevos reportes y registros de especies florísticas y faunísticas.

El Dr. Marcano es uno de los investigadores dominicanos más prolífico de todos los tiempos. La calidad y cantidad de sus investigaciones así lo atestiguan.

Títulos tales como: Manual de Botánica General y Sistemática; Apuntes para el Estudio de los Insectos Dañinos a Nuestra Agricultura; Informe sobre la Flora Apícola Dominicana; Informe sobre la Flora Apícola de Venezuela; Plantas Venenosas de la República Dominicana; Influencia del Hombre sobre la Evolución de las Zonas de Vida en la República Dominicana; Decálogo para la Conservación de la Naturaleza; El Conglomerado Bulla; La Formación Cercado; Compendio de Cientos de Notas de Naturalista Postal; La Formación La Isabela en el Pleistoceno Temprano; La Flórula de la Isla Beata; Introducción a los Problemas de Conservación de la República Dominicana; El Aje; Nuevos Escorpiones Arácnida:Scorpionida – de la República Dominicana; La Flórula de la Isla Cabritos; Ruta Ecológica de la Provincia Monseñor Nouel, y Plantas Venenosas en la Medicina Popular, constituyen parte de su producción científica. A esto se suman cientos de conferencias que dictó en casi todo el país, y ponencias en jornadas, seminarios y congresos, tanto nacionales como internacionales.

Un número importante de especies nuevas, vegetales y animales, incluyendo algunos fósiles, han sido nombradas en honor al Doctor Marcano.

Entre éstas cabe mencionar: los insectos, Tabanus marcanoi (nota editor: Stenotabanus marcanoi), Orthobelus marcanoi, Polycentropus marcanoi, y Diabrotica marcanoi; una especie de lagarto de Ocoa, Anolis marcanoi; un lagarto del Valle de Bao, Celestus marcanoi; el alacrán Centruroides marcanoi; la araña Selenops marcanoi; el molusco terrestre del área de Cambita Proserpina marcanoi; el molusco fósil, de la formación Baitoa, Cymia marcanoi; un insectívoro fósil, la Jutía Antillogale marcanoi; la orquídea Lephantes marcanoi, y la mas reciente, el cactus Pereskia marcanoi.

El Doctor Marcano fue miembro fundador de las Sociedades de Botánica, de Entomología, de Orquideología, de la Academia de Ciencias, y miembro del número de varias instituciones nacionales, entre éstas del Colegio Dominicano de Ingenieros y Arquitectos (CODIA), del cual fue miembro de honor en el capítulo de Mecánica de Suelos. Asimismo fue miembro activo de instituciones extranjeras, entre ellas la Sociedad Mexicana de Entomología y la Sociedad de Investigaciones Paleontológicas, en Ithaca, EUA.

Su dedicación a la ciencia, su admirable vocación de servicio y su lucha incansable a favor de los recursos naturales le fueron reconocidas a través de infinidad de certificados, pergaminos, bandejas y placas de reconocimiento y títulos honoríficos recibidos.

Las promociones III (3a), VI (6a) y VIII (8a) de Ingenieros Agrónomos de nuestra Universidad, la Asociación de Estudiantes de Biología, la Asociación de Estudiantes de Desarrollo Agrícola, la Asociación de Ingenieros Agrónomos, la Asociación Dominicana de Ciencias Biológicas y la Asociación de Biólogos lo distinguieron en diferentes oportunidades.

Clubes culturales, entidades de la sociedad civil, organizaciones comunitarias, hicieron público su respeto y admiración por este cientista.

El Club Amantes de la Naturaleza, en San Juan de la Maguana, lleva su nombre. El Instituto Dominicano de Bioconservación (1981) lo certificó como Protector de la Naturaleza.

El INTEC ecológico, la Sociedad Ecológica del Cibao (SOECI), la Comunidad Científica del Loyola (COMCIL) y la Academia de Ciencias de la República Dominicana, son entidades e instituciones de las cuales recibió honores.

Instituciones estatales como la entonces Dirección Nacional de Turismo, el Museo Nacional de Historia Natural, la Secretaría de Estado de Agricultura y la Dirección Nacional de Parques, lo distinguieron como científico destacado.

En el año 2000, el Plan Sierra y la Comisión Permanente de la Feria del Libro, en la IV Feria Internacional, lo homenajearon con la entrega de Placas de Reconocimiento. El entonces Consejo Nacional de Educación Superior (CONES) hoy Secretaría de Estado de Educación Superior Ciencia y Tecnología, le otorgó la Orden al Mérito Profesoral, y el Gobierno Dominicano lo condecoró con la Orden de Duarte, Sánchez y Mella.

Fue designado huésped distinguido de varias ciudades. El Municipio de Tamboril, comunidad que le vio nacer, lo declaró Hijo Distinguido, en 1978, y el Ayuntamiento del Distrito Nacional, mediante la Resolución No. 30/96 lo declaró Hijo Meritísimo.

Su nombre lo ostentan: una Plazoleta del Barrio Buenos Aires; el laboratorio ecológico de Quita Espuela, una asociación ecológica; el Parque Botánico de la ciudad de Jarabacoa; una Escuela en Tamboril; el Herbario del Instituto Politécnico Loyola, en San Cristóbal; una Plazoleta en la margen sur del Malecón de la ciudad de Santo Domingo, como homenaje del Grupo León Jiménez y del Ayuntamiento del Distrito Nacional, y una calle de la Sede Central de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, precisamente la calle en la que se encuentra el Herbario de la UASD al que dedicó una atención especial, por la que transitó por muchos años nuestro viejo querido, nuestro insigne investigador y maestro, paradigma de decencia y de imperturbable fe en la juventud dominicana.

La Facultad de Ciencias y el Instituto Politécnico Loyola le reconocieron por sus primeros 25 años de docencia. De la Dirección de Investigaciones Científicas y del Honorable Consejo Universitario de nuestra Universidad, recibió Diplomas de Reconocimiento.

Fue Premio Anual (1983) de la Academia de Ciencias de la República Dominicana; Premio Federico Henríquez y Carvajal (1997) de la Universidad APEC. El Instituto Tecnológico de Santo Domingo, en 1998, le dedicó su programa “Un día con el Autor”.

Profesor Honorífico de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU); Magíster Populi de la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA), y Doctor Honoris Causa de la Pontifica Universidad Católica Madre y Maestra.

Nuestra casa de altos estudios, la cuatricentenaria Pontifica y Real Universidad Autónoma de Santo Domingo, durante el rectorado del Dr. Jottín Cury y por decisión unánime del Claustro Universitario, por primera vez en el Movimiento Renovador Universitario, le otorgó la máxima distinción de DOCTOR HONORIS CAUSA, en reconocimiento a su gran obra en favor del progreso y la cultura de la nación dominicana y de la humanidad.

Quienes fuimos testigos de ese momento estelar, no podemos olvidar la humildad manifiesta en el maestro al recibir tal distinción, y el orgullo y la satisfacción sentida en lo mas profundo de nuestro ser por lo justo y merecido de dicho reconocimiento.

A este prominente hombre de ciencia lo podemos denominar destacado Botánico, Entomólogo, Espeleólogo, Geólogo, Paleontólogo, en atención a las áreas de la Biología a las que se dedicó, o llamarlo por alguno de los títulos honoríficos que merecidamente recibió.

Sin embargo, siempre le escuchamos proclamar su agrado cuando le llamábamos sencillamente “profesor”. Y eso fue sobre todo y ante todo: MAESTRO.

Fue ente activo en la formación degeneraciones de peritos agrónomos, técnicos en desarrollo agrícola, pedagogos, ingenieros agrónomos, farmacéuticos y biólogos.

A través de él conocimos y aprendimos a admirar a Erick Leonard Ekman, al Padre Fuertes, al Dr. Jiménez. Con él aprendieron todos sus alumnos y amigos en la ciencia, a querer y a defender nuestro entorno natural.

Nuestro siempre recordado maestro, fue pilar importante en el mantenimiento de la docencia a sus queridos alumnos, en la jornada que produjo el Movimiento Renovador Universitario luego de la Revolución Constitucionalista de Abril de 1965, reafirmando su fe en el fututo y su amor a la juventud dominicana.

Haberle tenido entre nosotros, conocerle, ha sido una invaluable gracia. Los que fuimos sus discípulos, disfrutamos del inmenso privilegio de beber directamente en las fuentes de su sabiduría, de recibir sus enseñanzas, tanto en el plano científico como en el plano meramente humano.

Este personaje singular, nuestro querido y siempre recordado profesor Marcano, unió a su sapiencia extraordinaria, una excepcional calidad humana.

Quien no recuerda, cuando le saludaba con amor y respeto, escuchar su respuesta cargada de bondad: como estás, mi hijo? Porque eso fue siempre para todos, nuestro viejo, nuestra padre.

La Facultad de Ciencias, en su 38 aniversario de su fundación, como prueba permanente de su eterno agradecimiento a nuestro insigne investigador y maestro de generaciones, Dr. Eugenio de Jesús Marcano Fondear, designa con su nombre este Salón de Actos, en el cual por siempre se honrará su nombre.

Luego de su partida a la eternidad, el mejor homenaje que podemos hacer para honrar la memoria de nuestro insigne investigador y maestro, es la lucha permanente por la defensa de la biodíversidad y el seguimiento a su fructífera labor, cuidando con esmero y profundo respeto la herencia bendita que nos dejó, con el esfuerzo y dedicación de toda una vida, plasmada en su inquebrantable humildad, su perseverancia como investigador y su amor permanente a la patria dominicana y a la humanidad.


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