Manuel de Js. Dicló Vargas
(egresado de la UASD, quinta promoción de ingenieros agrónomos)
1- En julio de 1971 estando en el examen final de la clase de botánica sistemática en la Escuela de Agronomía de la UASD ,el Prof. Marcano hizo una graciosa advertencia antes de darle inicio:
no le digan nada a nadie ni se dejen ver sus respuestas porque quito puntos al que lo hace, no así al que pregunte o vea sus respuestas, pues ése es un habilidoso y por lo tanto no lo castigo
Sentencia aceptada, cada quien súper celoso con su temario y totalmente mudo.
2- En cada clase el Prof. Marcano daba unos sabios consejos. En una ocasión dijo:
mis hijos no beban leche, la leche es para los becerros, la que ustedes necesitaron ya la bebieron del pecho de su madre, ¿se dan cuenta?”
En otra oportunidad nos dijo:
cuídense de no beber esas botellas preparadas a base de raíces, cáscaras del tallo y hojas de plantas y de otras cosas más creyendo que son afrodisíacas. Eso daña el hígado, eso intoxica y mata. No la beban ¿Se dan cuenta?
Ese “se dan cuenta” era un estribillo que formó parte de su coloquial lenguaje.
3- Recuerdo cuando iniciamos la carrera de agronomía en la UASD, en julio de 1970, el primer día de clases de la asignatura botánica general el Prof. Marcano llegó con puntualidad inglesa, formalmente vestido de camisa blanca, chaqueta y corbata negra; se auto-presentó y de inmediato pidió que cada uno del grupo se auto-presentara y dijera su lugar de origen, luego de ello le hacía algunas preguntas; llegado mi turno dije mi nombre completo y que venía de San Juan de la Maguana, acto seguido el profesor me preguntó:
-¿En qué calle de San Juan vive usted?
– En la calle Duarte. Respondí.
– ¿En la parte alta o en la parte baja? Inquirió.
– En la parte baja, cerca del Cuartel de los Bomberos. -Agregué.
– Ok, parece ser de los buenos.
Con la impresión del momento no entendí qué quiso decir con su última expresión. Tiempo después deduje que probablemente se refería a que en la parte alta de la calle Duarte de San Juan de la Maguana existían, en ese tiempo, varios lugares de dudosa reputación. En ese primer día de clases todos nos dimos cuenta que el Prof. Marcano conocía el país entero y recordaba con precisión detalles de cada lugar.
4- Estando viviendo en San Juan de la Maguana, en el año 1982, no recuerdo día ni mes, cerca de las ocho de la noche tocan el timbre de la casa y al abrir la puerta exclamé: jOh, profesor Marcano, usted en mi casa! Con una mezcla de impresión, emoción y alegría le pedí pasar. Llamé a varios colegas vecinos para compartir con ellos tan grata e inesperada visita, pasando un inolvidable y ameno momento de entretenida conversación. Nos contó que andaba solo, en transporte público y con una “maleta azuana” (bolsas o fundas de asas de un duro papel marrón que se usaban para cargar poca ropa) y que se hospedó en el Hotel El Tamarindo a cuyo recepcionista preguntó si conocía donde vivía algún agrónomo para que lo mandara con alguien. Resultando ser yo el agraciado de tan valioso “premio”.
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