Varias
Argelia Almánzar
Nuestro querido y recordado Maestro, Profesor Marcano, no sólo se ocupaba de enseñarnos Botánica, Entomología y otras ciencias, sino que también, como todo padre con sus pupilos, daba consejos y usaba con nosotros muestras de cariño, muchos de los cuales recordamos la forma jocosa de hablar, como el narrado a continuación:
Al finalizar el primer día de práctica de Botánica I, en la cueva de la UASD, al mediodía, él se retiraba a su casa, e invitó a cinco estudiantes que tuvieran como ruta la Avenida Mella para ir al Ensanche Ozama, nos dijo:
vengan que les voy a dar una bola
Al salir del laboratorio, íbamos caminando y no veía donde estaba estacionado su vehículo, entonces le pregunté, él se sonrió, llegamos a la parada de los carros públicos y esperó uno vacío donde podíamos caber todos, le pagó al chofer el pasaje de todos los que íbamos con él.
Eso lo hacía con frecuencia, como muchas otras cosas, porque sabía que muchas veces sus alumnos no tenían dinero para comer.
Rolando Bodden
Lo cierto es que el Profesor Eugenio de Jesús Marcano fue un humorista permanente, siempre tenía “a flor de piel” un motivo para improvisar un chiste.
En una ocasión, nos encontrábamos en la sala de su residencia en la Avenida Venezuela del Ensanche Ozama (antes vivió en la Calle Presidente Vásquez), conversábamos como era de costumbre frecuentemente.
Al rato de nuestras conversaciones, llega una alumna a visitarlo como lo hacían otros de sus discípulos, la dama fue con una nietecita de apenas 5 años. Esa alumna no era bien dotada de rostro, aunque tenía un cuerpo envidiable.
Pues bien, la niña tampoco tenía un rostro atractivo, por el contrario, es cuando el profesor, haciendo gala de su repentismo acostumbrado, se le ocurre hacerle gracia a la criatura en la cara y dice:
ay, que niña tan linda, parece una lechucita
Risa
Diógenes Macías
Es que cuando fui a inscribir con él la Botánica General, me preguntó: de qué Grupo, le contesté: “B2” y me respondió:
Ohh, otro que ve dos
Otra vez, cuando me equivoqué con una respuesta de Falso o Verdadero, de las plantas que se alimentan del aire, que se observan en el tendido eléctrico, me dijo:
¿y de qué usted cree que se alimentan?…¿de electricidad?
Gabriel Valdez
En una oportunidad vi que estaba solo, le pregunté cómo era que él sabía que cada pueblo tenía su comportamiento social, y me respondió:
muchacho, no hay mejor sociólogo que quien observa con detenimiento las actividades de los demás
Bienvenido Montilla
Nunca olvidaré aquella mañana en pleno examen de Botánica Sistemática, nos sorprendió un fuerte temblor de tierra y despavoridos todos bajamos las escaleras. Tan pronto pasó el susto, subimos sorprendidos, encontramos al profesor Marcano debajo del marco de la puerta del aula y nos dijo que el mejor lugar para protegerse era ése.
Eulises Sosa Hirujo
Recuerdo una vez que el profesor nos mandó a llevar un fruto o una flor de cualquier planta de por donde vivíamos. A mi se me olvidó y cuando llegó la hora de su clase la única alternativa era ir al patio del Instituto Politécnico Loyola y recoger un fruto de alguna planta de las tantas que allí había a pesar de que en su mandato estaba expreso no tocar las plantas del patio del Loyola para esta tarea.
Tuve la mala suerte de que la leguminosa (Macaco o algo asi) de la que tomé una pequeña vaina solo existía en el Loyola y en un paraje muy lejano del país. Cuando presente mi tarea el profesor me dijo:
Anja! aquí hay uno que no trajo la tarea y recogió esta vaina del patio.
Ya atrapé al gordo de Los Mina
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